El bosque de Olavidia

DESPEÑAPERROS EL BOSQUE DE OLAVIDIA

Parque Natural de Despeñaperros. Vistas desde Castro Ferraz. (Foto de Santi Lloreda)

 

(Publicado en Diario Jaén el viernes 29 de junio de 2018)

 

            Cuenta el sexto conde de Fernán Núñez, Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan, que fue a la sazón gentil hombre de cámara (ayuda de cámara) del rey Carlos III, y quién mejor lo conocía en la cotidianidad del palacio, que solía decir este rey que fundó las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, que era “primero Carlos que rey”, con lo que quería dejar constancia que sus obligaciones como hombre no las eximia su condición de rey. Carlos III fue un hombre austero, parco en el comer, amante del chocolate, irónico, sarcásticamente burlón, con un gran sentido del humor, metódico, cazador empedernido, amante de la naturaleza y dicho en palabras de hoy en día: “respetuoso con el medio ambiente”, aunque fue un rey constructor, que, en palabras del marqués de Esquilache, todo lo que fuera destruir se oponía diametralmente a su genio: A este Señor le ha de arruinar el mal de la piedra.

            En 1768, el año posterior a la promulgación del Fuero, se estaba construyendo el camino de Madrid al Pardo. Dio la orden el rey de que se economizara mucho la tala de encinas, hasta tal punto que se dejó un pequeño ensanche en el camino rodeado de algunas de ellas con una en el centro somo señal de haberse obrado como el rey había dispuesto.

            Cuenta el conde de Fernán Núñez que cada vez que Carlos III pasaba junto a esa encina solía exclamar: “¡Pobre arbolito! ¿Quién te defenderá después que yo muera?” El historiador Antonio Ferrer del Río, dejó constancia de que el rey Carlos IV mientras vivió la defendió, siendo las tropas napoleónicas las que enteradas del simbolismo de esta la cortaron para leña nada mas poner un pie en Madrid.

            Esta anécdota protagonizada por una encina y el rey que fundó las Nuevas Poblaciones, sirvió en 1988, año en el que se conmemoraba el bicentenario de su muerte, para que en el mes de octubre de ese año se plantara en Guarromán un árbol de esta especie sobre el lecho de las tierras  que cada alcalde trajo de su municipio,  constituidos como tales desde que fue derogado el Fuero en 1835: La Carolina, Guarromán, Carboneros, Santa Elena, Arquillos, Aldeaquemada y Montizón en la provincia de Jaén;  Almuradiel en Ciudad Real; La Carlota, Fuente Palmera y San Sebastián de los Ballesteros, en Córdoba; y La Luisiana y Cañada Rosal en Sevilla.

            Aquella encina plantada hace ahora treinta años, campea hoy como su símbolo de unidad en la bandera de la Mancomunidad Cultural de las Nuevas Poblaciones, la Olavidia de nuestros sueños y nuestros proyectos siempre vigentes.

El día 5 de julio próximo, fecha de la conmemoración del 251 Aniversario de la promulgación del Fuero, concluyen en La Carlota los actos institucionales que comenzaron en La Carolina justamente hace un año. La Comisión Nacional Ejecutiva para la conmemoración del Fuero 250 disolverá todas sus comisiones, y de forma oficial los actos habrán concluido. Puestos a recapitular desde esta Comisión Nacional puede decirse que en un ochenta por cierto se han cumplido sus objetivos, siendo el más importante el que las gentes de estos pueblos, a los que se ha unido el gaditano de Prado del Rey y las entidades locales autónomas cordobesas de Fuente Carretero y Ochavillo del Río, hayan encontrado en estas celebraciones un motivo de identidad común repartidas en dos comunidades autónomas y cinco provincias. Las gentes de las Nuevas Poblaciones han descubierto que al conmemorar estas fiestas del Fuero no se han disfrazado de colonos ni esto es un carnaval, se han “investido” de ellos y del espíritu de sus antepasados que hizo posible que tras las mayores dificultades se mantenga vivo el sueño en una sociedad más justa, más libre y más fraternal y solidaria, sueño que aún pervive.

El Parque Natural de Despeñaperros va a acoger un bosque de diecisiete encinas, una por cada población, y otra más que representará a la comisión que les ha servido como punto de unión a todas ellas en esta conmemoración. Despeñaperros de nuevo verá llegar a los colonos por su camino real, con la emoción de saber que 250 años después también han llegado a casa.

 

ARTICULO EL BOSQUE DE OLAVIDIA FOTO DEL MISMO EN EL DIARIO JAEN

250 años de Olavidia

ECUDO DE OLAVIDIA VARIOS COLORES

 

(Publicado en Diario Jaén el viernes 30 de junio de 2017)

Durante la segunda mitad del siglo XVIII la Historia de España va a contemplar cómo el espíritu reformador de la Corte de Carlos III alumbrará lo que conocemos como el mejor espíritu de La Ilustración. La pasión por «verlo todo claro» y la manifiesta oposición de los hijos del XVIII a soportar el misterio, darán a esta centuria el apelativo de Siglo de las Luces, fenómeno éste que no será privativo de los ilustrados españoles, sino que habría de calar en les eclairés franceses, en los intelectuales germanos de la Aufklárung, o en los británicos del Enlightenment. Europa y América van a verse inmersas en la fiebre innovadora, si bien ésta acabará afectando más al terreno social que al intelectual propiamente dicho.

Carlos III, sobre todo después del «asunto Esquilache», se rodeará de un equipo de gobierno en el que cada cual tenía una reforma en cartera para procurarle al pueblo la felicidad que éste no puede lograr por si mismo. En esta esfera del despotismo ilustrado gravitarán nobles de rancio abolengo, como es el caso del todopoderoso Conde de Aranda, que presidirá el Consejo de Castilla, junto a golillas como Campomanes, Floridablanca, Múzquiz y Jovellanos, que desde sus puestos de responsabilidad habrían de diseñar los cambios económicos que traerían consigo las pretendidas reformas sociales.

Como primera medida se hizo necesario dinamizar las estructuras agrarias. Se trataba de crear una nueva clase de propietarios agrícolas extraídos de los grupos menos favorecidos a los que se les cederían tierras, unas 33 Ha. por familia, que hasta el momento habían estado mal rentabilizadas, o no explotadas. Se pretendía propiciar una sociedad modelo cuyos componentes «deben estar destinados a la labranza, cría de ganados, y a las artes mecánicas, como nervio de la fuerza de un Estado», porque «todo país en que la agricultura no florece, será siempre desdichado, porque con ella todas las artes se fomentan y adelantan, y sin ella todas se debilitan y se pierden»

Una vez que todo estaba proyectado sobre el papel, sólo cabía ponerse manos a la obra. De un lado había que reclutar a los futuros colonos, de lo que se encargaría el bávaro Thürriegel, para lo cual había partido el uno de junio de 1767 con su familia camino de Frankfurt del Main. De otro lado, había que elegir los terrenos en los que irían ubicadas las primeras poblaciones (La Carolina, Guarromán y Santa Elena), para lo cual Olavide se desplazó a Bailén el 17 de agosto, donde estuvo hasta finales de ese mes dando las primeras órdenes encaminadas a preparar una infraestructura mínima.

Cabe preguntarse 250 años después si la colonización de Sierra Morena y Andalucía, aquel proyecto destinado a que Europa volviera su mirada hacia la gloria de Carlos III, el primer proyecto efectivo de Europeidad, triunfó o no. Sería difícil bote pronto cuantificar y cualificar un posible resultado de urgencia, pero sí invito a que se visiten estas Nuevas Poblaciones en las que se encontrarán hombres y mujeres que siguen sintiendo esta tierra con el mismo espíritu de lucha que sus antepasados, muestra de que el proyecto no ha terminado. Evidentemente no puede haber fracasado, por tanto, lo que aún está en curso y vivo.

Todos aquellos lugares se aglutinan hoy sobre la misma bandera celeste, blanca y verde que en 1988 dio lugar a la Mancomunidad Cultural de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, la Olavidia que trata de llevar felizmente al futuro los proyectos del presente que se urdieron con las mimbres de un pasado común.  En el timbre del escudo enarbolan su lema: “Nacimos con el Fuero para la concordia de los pueblos”. Como un intento cargado de didactismo de no olvidar los orígenes y no perder el rumbo encaminado a ganar cada día la meta del progreso desde la libertad, la tolerancia, la cultura y la concordia.

Olavidia más que una utópica patria anclada en un sueño del pasado es hoy por hoy el compromiso vigente, real e irrenunciable con esta tierra de las gentes que la han hecho posible cada día, no sin mucho esfuerzo, durante los últimos 250 años.

 

250 AÑOS DE OLAVIDIA EN DIARIO JAEN

Proyecto Fuero 250

Cartel de Fuero 250

Cartel de Fuero 250

Mira, paisano, hay quien dice, con algo de resentimiento, que España es un país especialista en conmemorar centenarios a costa de alimentarlos con gambas en gabardina. Es decir, con poco marisco y mucha masa de relleno. Es el “ni chicha ni limoná” de nuestra cultura gastronómica, que se expande a la forma de enfocar los proyectos importantes en este país.

Pero si deseas llenarte la cabeza de pájaros, no olvides antes construirles los nidos. Ya lo dice mi contertulio el Caliche: Si quieres volar con las águilas, no te juntes con los pavos, que hacen mucho ruido y no vuelan, y además sus excrementos apestan.

Pero aconteceres tiene la vida y me veo inmerso, con el cargo y la carga, en la Comisión Nacional para la Conmemoración del 250 Aniversario de la Promulgación del Fuero de 1767, y la consiguiente fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía por el rey Carlos III. La tierra de Olavidia en la que el intendente Pablo de Olavide plantó sus sueños ilustrados para crear una sociedad más justa y mejor para unos colonos centroeuropeos que acabaron dándole vida a esta tierra, y dejando sus vidas en ella.

 El reto que esta Comisión Nacional tiene delante es grande y no fácil: Coordinar las actividades comunes de catorce municipios repartidos en cuatro provincias andaluzas y una manchega, con sensibilidades políticas distintas, y sin que los personalismos fuera de calibre la eclipsen “no es moco de pavo”. Me refiero al moco de los pavos a los que antes aludía, esos que hay que evitar si queremos que el proyecto sea de altos vuelos.

Las gentes de las Nuevas Poblaciones (Aldeaquemada, Arquillos, Carboneros, La Carolina, Guarromán, Montizón y Santa Elena, en Jaén; La Carlota, Fuente Palmera, con entidades locales autónomas de Fuente Carreteros y Ochavillo del Río, y San Sebastián de los Ballesteros, en Córdoba; La Luisiana y Cañada Rosal, en Sevilla; Prado del Rey, en Cádiz; y Almuradiel en Ciudad Real), esperan de esta Comisión Nacional su plena dedicación y esfuerzo para que el lema de ellas sea una realidad: “Nacimos con el Fuero para la concordia de los pueblos”. Y los pavos para Nochebuena.

Publicado en Diario JAÉN el martes 10 de octubre de 2015

@suarezgallego

artículo Fuero 250 en Diario Jaen

Carboneros, corazón de Olavidia

Logo de Olavidia 2017

 

(Publicado en Diario JAEN el martes 1 de abril de 2014)

 

            Mira, paisano, fueron los griegos y los romanos, pueblos que nos legaron la filosofía y el derecho, respectivamente, quienes primero nos alumbraron el arte de comer como un acto social. Recuérdese que de una digresión de las Symposiacas y Sobremesas de Plutarco es la sesuda anécdota de qué fue primero, si el huevo o la gallina.

            Aún hoy, ya en el siglo XXI, esta anécdota sigue siendo un buen  paradigma de la puerta que da entrada de lleno a la Metafísica. A fin de cuentas, paisano, Lúculo pasó a la Historia no por haber sido un aguerrido general, sino por algo mucho más humano  y prosaico: Por saber comer suntuosamente.

            No hace una semana aún que el Diario Jaén concedió a la Orden de la Cuchara de Palo, en Baeza, el Premio Jaén Única, en su modalidad “Guardianes de la tradición”, distinción que ha patrocinado el proyecto Olavidia 2017, que lidera mi buen amigo el alcalde de Carboneros, Domingo Bonillo Avi.

Con Olavidia 2017 se pretende conmemorar el 250 aniversario de la puesta en marcha de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, hecho histórico aquel que fue considerado como el proyecto estrella del reinado de Carlos III. Se trató de crear  una sociedad modelo de agricultores y ganaderos integrada por 6.000 colonos centroeuropeos –si bien vinieron casi mil quinientos más–, mayoritariamente alemanes y suizos, pero hubo también franceses, italianos y españoles de las regiones de Cataluña, Valencia, Galicia y País Vasco, además de Andalucía. Aquel proyecto del siglo XVIII puede ser tenido en la actualidad como el primer proyecto de Europeidad de la Historia.

Transmitir a las gentes de hoy el espíritu ilustrado que inspiró aquella colonización es el primer objetivo de Olavidia 2017. Se trata de que aquel ánimo de concordia para construir una sociedad mejor no se quede sólo en los libros de historia como motivo de estudio de los eruditos, sino que se transmita a los descendientes de aquellos colonos que dieron vida a Olavidia dejando sus vidas en ella.

La Orden de la Cuchara de Palo nació impregnada de ese espíritu que aún sigue latiendo en Carboneros, hoy por hoy el corazón de Olavidia.

(@suarezgallego)