Elogio de la sopa de ajo

De la misma forma que el mal de la piedra se come tantos y tantos edificios de nuestro patrimonio monumental. ¡Ay, querido maestro Vandelvira! De igual modo que la polilla y la carcoma acaban con antiguos artesonados y artísticos retablos, los tópicos corroen nuestra cultura tradicional hasta diluirla en los colorines de algunos folletos turísticos.

            De este modo, y agazapados en el tópico, bien podría decírsele a un turista visitante, y vendérselo como tal, que un menú típico andaluz sería el que llevara los siguientes platos:

            Es por ello por lo que, al toparnos con las sopas de ajo, heraldo centinela de la cultura culinaria española, querubines de los santos fogones de los conventos medievales, de los cuales salió toda la cultura de Occidente y hasta la lengua que escribimos y casi hablamos, es conveniente sosegarse, darle un tiento a la bota, santiguarse y bañarse, sin que nos ahoguemos, en las aguas que corren entre la orilla de lo típico y lo tópico.

            La sopa de ajo, sin huevo en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena; con cebolla y pescado en Sabiote; con ajos fritos y «huevos estrellaos» en las villas del Condado; con abundante jamón en Linares; nacidas, según la leyenda, no por más exagerada menos bella, en el asedio de Cambil a la sombra del hambre guerrera de don Fernando el Católico; animosas y hacedoras del buen andar las de Martos, según Camilo José Cela, quien por su pluma sabemos también las siete condiciones alimentarias que les imponía don Ricardo de la Vega: «quitar el hambre, no traer sed, propiciar el sueño, ayudar la digestión, no enfadar, siempre agradar y criar la cara colorada«. Lo que, bien mirado, no es poco para un plato que, sin haber mamado la estirpe del encaje, la púrpura y los oropeles, sí tiene la honra de haber tenido como amas de cría a un mantel limpio y una cuchara con el brillo ecológico que sólo la arenilla de asperón sabía darle a la cubertería modesta.

Para comenzar un gazpacho andaluz, después unos huevos a la flamenca y rematando unos riñones al Jerez, y por qué no, de postre una leche frita con riá pitá de castañuelas. Todo ello aliñado con mucho sol y mucho olé torero y a ser posible servido por un camarero moreno de patillas de bandolero de los que alimentaron la leyenda de José María “El Tempranillo” en Despeñaperros.

            Entre lo tópico y lo típico puede estar casi siempre lo castizo, rara vez lo auténtico, porque no es lo único, ni lo genuino, ni lo antiguo, sino más bien lo más determinativo, lo más significativo, en un momento específico de la manifestación de lo popular.

            Nos empeñamos en darle valores de pureza y de cosa remota e invariable a la palabra tradicional, cuando la tradición no es más que una vieja noria que nos acuna en cangilones de barro nuevo.

            Es la sopa de ajo el referente de lo auténtico, si bien ahora que lo pienso, lo auténtico eres tú cada vez que, ya seas hombre o mujer, te pones el mandil y en la soledad de los fogones le pones a la cazuela y el perol toda la verdad más ancestral que llevas dentro, es decir, lo que más te gustó oír de tus abuelos y lo que nunca quisieras oírles a tus nietos. La vida misma, pero calentita.

En unos tiempos en los que algunos se arrogan la bandera, el himno y la patria de todos como propia, uno recuerda al maestro Julio Caro Baroja, el de la sempiterna pajarita de profesor venerable, misógino por mor de que siempre le escasea el tiempo para amar precisamente a quien anda en los menesteres de investigarlo una vez hecho historia y costumbre. Avezado observador de pueblos y gentes, de ritos y mitos, de trabajos y técnicas, impenitente desfacedor de los entuertos que tópicos, equívocos y falsedades han creado en historiadores, antropólogos, etnólogos, folcloristas, e incluso en políticos de tercer o cuarto orden, que han tomado de la canción sólo el estribillo y a partir de ahí han querido justificar toda “su” sinfonía nacionalista. ¡La sopa de ajo, como los símbolos nacionales, es de todos! Como lo son las trébedes en las que cuece la olla irrenunciable de nuestra historia, pasada, presente y futura.

© José María Suárez Gallego

Artículo publicado en el Diario JAÉN el viernes 30 de octubre de 2020

¡El Fuero vive!

Justamente hace tres años, en 2017, conmemorábamos los dos siglos y medio de la Promulgación del Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, y la puesta en marcha de lo que fue considerado como el proyecto estrella del reinado de Carlos III en el siglo XVIII.

Y ha sido precisamente el Fuero, a través de una Comisión Nacional Ejecutiva, denominada «FUERO 250 1767-2017», para la organización de tales eventos, quien ha dado nombre y contenido a esta feliz efeméride.

Conmemoraciones de este tipo han servido, ante todo, para poner en valor el primer proyecto de “Europeidad” de la Historia, y el intento de creación de una sociedad agraria modelo en el que pudieran mirarse como un espejo los pueblos de España, y en especial los de Andalucía, como entonces expresó Pablo de Olavide, encargado por Carlos III de ponerlas en marcha.

Una nueva publicación dedicada a comentar y divulgar de forma entendible por los profanos los textos jurídicos del Fuero de 1767, y el Contrato suscrito por el fiscal Campomanes con el asentista bávaro Juan Gaspar de Thürriegel, para la introducción de seis mil colonos alemanes y flamencos en Sierra Morena y otros espacios baldíos de Andalucía, ha visto la luz en estos días, fruto de la iniciativa de la Comisión Nacional y del inestimable e impagable patrocinio incondicional de la Fundación de la Caja Rural de Jaén. Me cabe el honor de haber documentado y redactado las más de sesenta notas y comentarios aclaratorios que le dan el valor divulgativo que desde un principio tuvo como objetivo esta obra. Hemos tratado, simple y llanamente, de dar a conocer los fundamentos de nuestra presencia aquí. Contar las aventuras y desventuras de aquellos que levantaron nuestras casas, pusieron en cultivo nuestros campos, canalizaron nuestras fuentes, abrieron nuestros caminos, tendieron nuestros puentes, parieron nuestros vivos y enterraron a nuestros muertos. Todo ello sin abandonarnos al fácil chauvinismo, y sin descuidar el rigor científico y de la forma más honesta posible.  Pero sin perder de vista, como cronista oficial, lo que al respecto Cervantes nos dejó escrito en El Quijote: «…debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición no les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir.»

El Fuero sigue vivo porque sigue llameante el espíritu colono luchador que subyace en las gentes de estas tierras de Olavidia. La experiencia colonizadora del Fuero de 1767 aporta hoy soluciones contra el despoblamiento rural que nos amenaza en la actualidad; ya aportó soluciones para la integración de la mujer en una sociedad igualitaria en el siglo XVIII; hizo planteamientos para el respeto al medio ambiente, hoy amenazado por un cambio climático galopante. Demostró que la integración de extranjeros en un territorio lo hace rico y cargado de progreso social. ¿Quién osaría hoy llamarnos hijos y nietos de extranjeros, si desde el primer paso que dieron en esta tierra aquellos colonos de Olavide ya eran hijos de ella?

Escribiendo el texto de las notas, alguna vez imaginé emotivamente aquel duro invierno de 1767, y el paso de los primeros colonos, cuyos nombres y procedencias conocemos, por el Puerto del Rey, cercano a Despeñaperros, en su viaje hacia Sierra Morena, padeciendo las inclemencias de las tormentas y las heladas.

Imagino al jefe de la expedición arengándolos: ¡Cuanto más arrecie la tormenta y sintáis como truenos los latidos del miedo y del desánimo, anudaos unos a otros por los brazos, levantad la cabeza, y avanzad, avanzad, siempre avanzad, que si alguno se rinde lo llevaréis en volandas y no caerá! ¡Avanzad, avanzad porque os espera el arcoíris!

El Fuero fue, y sigue siendo, el arcoíris de esperanza en una tierra prometida y un mundo mejor después de haber soportado todas aquellas tormentas,  ¡…y por qué no decirlo, también estas pandemias de ahora!

© José María Suárez Gallego

Publicado en Diario Jaén el viernes 10 de julio de 2012

Contraportada del libro del Fuero comentado, presentado el día 2 de julio de 2020
Intervinientes en la presentación del libro. De izquierda a derecha: D. Luis Jesús García-Lomas Pousibet, presidente de la Fundación Caja Rural de Jaén; Dª. Yolanda Reche Luz, alcaldesa de La Carolina; Dª. Águeda Castellano Huerta, presidenta de la Comisión Nacional Ejecutiva «Fuero 250»; y D. José María Suárez Gallego, autor de la edición comentada del Fuero de 1767 y el Contrato con Thürriegel.
Momento de la intervención del autor
Con Dª. Águeda Castellano Huerta, presidenta de la Comisión Nacional Ejecutiva «Fuero 250», que tuvo la amabilidad de presentarme en el acto.
Video del acto de presentación del libro sobre el Fuero de 1767, y el contrato del absentista bávaro Thürriegel.

Premio Cultura Gastronómica

En la vid, el trigo y el olivo se encuentran las raíces de la cultura del Mediterráneo

Recibir un premio siempre gusta y te anima. Sobre todo, cuando viene desde una institución como Diario JAÉN y se entrega en la comarca en la que vivimos y trabajamos por ella, en Sierra Morena.

Son municipios que están implicados en la historia de la Cuchara de Palo: Guarromán, por el nacimiento de la orden; Carboneros, donde entregamos nuestros premios en los últimos cuatro años, y La Carolina que es donde se celebra el acto gastronómico de los premios de La Cuchara de Palo”.

Estas son las palabras de José María Suárez Gallego, cronista oficial de Guarromán y presidente, maestre prior de la Muy Ilustre y Noble Orden de los Caballeros de la Cuchara de Palo, que recibe el Premio Cultura Gastronómica.

Añade que recibir el galardón Reino de Jaén le supone una doble satisfacción, “por ser premiado en la comarca en la que surgió la Orden, que se apoya en la historia de los colonos que vinieron en el siglo XVIII”.

Suárez Gallego recuerda que la protohistoria de La Cuchara de Palo surgió el 24 de diciembre de 1983 en Guarromán. Un grupo de amigos nos reunimos a comer el almuerzo del día de Nochebuena de forma fraternal. No éramos parientes pero sí formábamos una familia en nuestros trabajos cotidianos en Guarromán, de ahí que eligiéramos la comida de un día tan señalado para reunirnos, reservando la cena para la llamada familia de sangre. Pero, como él, además, es cronista oficial de Guarromán, en una investigación que hizo en el Archivo de Simancas localizó un documento en el que el superintendente de Carlos III, Pablo de Olavide, mandó que los alcaldes pedáneos se eligieran el día 24 de diciembre a las tres de la tarde.

Eso coincidía con lo que nosotros, sin saberlo, veníamos haciendo”, precisa José María Suárez Gallego. Realmente, debía ser una fiesta, apostilla, ya que la matanza estaba recién hecha; la cosecha de aceituna, que en el siglo XVIII era mucho menor que la que hay ahora, estaba acabada e, incluso, el vino de la uva vendimiada en septiembre, ya estaba en su punto.

Si se unen estos aspectos, aquellos colonos que iban a la casa del alcalde saliente, se quedaban a comer allí. Cada cual portaba su cuchara, que era de palo. Cuando los franceses intentan suprimir el fuero otorgado por Carlos III, los colonos reivindican sus derechos forales, y uno de ellos era no ir al ejército, levantando sus cucharas de palo, las que llevaban para elegir a sus alcaldes.

Toda esa historia se hila y permite que el 10 de marzo de 1990 naciera la Muy Ilustre y Noble Orden de los Caballeros de la Cuchara de Palo, sin otros fines que defender la cultura del olivo, como árbol de la paz, y defender el santo y seña de nuestra cultura gastronómica que es el aceite de oliva virgen extra”.

En este caso, la defensa del aceite y del olivo la hacen con la cuchara de palo.

Fuente: Real Asociación Española de Cronistas Oficiales

José María Suárez Gallego, Premio a la Cultura Gastronómica, de Diario Jaén

El guarromanense Martín Scheroff Avi

PORTADA TRABAJO SOBRE SCHEROFF PARA EL CONGRESO (BLOG)

Pinchar en la portada para acceder al texto en PDF

 

Resumen:

            El objetivo de la presente comunicación es poner de manifiesto uno de los casos en los que un descendiente de los colonos centroeuropeos que se establecieron mayoritariamente en tierras andaluzas a partir de 1767 contribuyó a la creación de algunos referentes de la identidad cultural de Andalucía.

            Es el caso del farmacéutico y profesor de preceptiva literaria Martín Scheroff Avi, nacido en la nueva población de Guarromán y bautizado en la de Carboneros, provincia de Jaén, que está considerado por los especialistas como el mentor literario del primer Federico García Lorca, poeta y dramaturgo universal andaluz, cuando cursaba el Bachillerato en Granada.

            Aportamos los facsímiles de sus partidas de bautismo y de defunción, inéditas hasta el momento, que nos suministran interesantes datos sobre el profesor Martín Scheroff.

Palabras clave:

Nuevas Poblaciones, Martín Scheroff Avi, Federico García Lorca, Guarromán, Carboneros, literatura, identidad andaluza.

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Abstract:

The objective of this communication is to highlight one of the cases in which a descendant of the Central European settlers who settled mostly in Andalusian lands after 1767, contributed to the creation of some references of the cultural identity of Andalusia.

This is the case of the pharmacist and literary teacher Martin Scheroff Avi, born in Guarromán city and baptized in Carboneros city, Jaén province, which is considered by specialists as the literary mentor of the first Federico García Lorca, poet and Universal Andalusian dramatist, when he was studying the Bachillerato in Granada.

We provide the facsimiles of their baptism and death certificates, unpublished until now, which provide us with interesting data about Professor Martín Scheroff.

Key words: New Populations, Martín Scheroff Avi, Federico García Lorca, Guarromán, Carboneros, literature, Andalusian identity.

Nace la Asociación Fuero 250

CLAUSURA DE LA CARLOTA

Alcaldes, historiadores, cronistas oficiales y miembros de la Comisión Nacional Ejecutiva para la Conmemoración del 250 Aniversario de la Promulgación del Fuero de 1767 y de la Fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, han clausurado en La Carlota (Córdoba) las actividades que desde el 5 de julio de 2017 y durante un año se han llevado a cabo en los 14 municipios y dos entidades locales autonómas que conforman las Nuevas Poblaciones, repartidas en 5 provincias andaluzas y otra de Castilla La Mancha.


La Comisión Nacional Fuero 250 se ha transformado, concluidos los actos para los que nació y a tenor de sus estatutos, en la Asociación Cultural Fuero 250, de ámbito nacional y utilidad pública, que seguirá propugnando, investigando y divulgando el fenómeno histórico y la realidad actual de las Nuevas Poblaciones fundadas por Carlos III en el siglo XVIII, según manifestó en el acto de clausura su presidenta Águeda Castellano.

https://fuero250.org/fuero250-inicio

 

El bosque de Olavidia

DESPEÑAPERROS EL BOSQUE DE OLAVIDIA

Parque Natural de Despeñaperros. Vistas desde Castro Ferraz. (Foto de Santi Lloreda)

 

(Publicado en Diario Jaén el viernes 29 de junio de 2018)

 

            Cuenta el sexto conde de Fernán Núñez, Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan, que fue a la sazón gentil hombre de cámara (ayuda de cámara) del rey Carlos III, y quién mejor lo conocía en la cotidianidad del palacio, que solía decir este rey que fundó las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, que era “primero Carlos que rey”, con lo que quería dejar constancia que sus obligaciones como hombre no las eximia su condición de rey. Carlos III fue un hombre austero, parco en el comer, amante del chocolate, irónico, sarcásticamente burlón, con un gran sentido del humor, metódico, cazador empedernido, amante de la naturaleza y dicho en palabras de hoy en día: “respetuoso con el medio ambiente”, aunque fue un rey constructor, que, en palabras del marqués de Esquilache, todo lo que fuera destruir se oponía diametralmente a su genio: A este Señor le ha de arruinar el mal de la piedra.

            En 1768, el año posterior a la promulgación del Fuero, se estaba construyendo el camino de Madrid al Pardo. Dio la orden el rey de que se economizara mucho la tala de encinas, hasta tal punto que se dejó un pequeño ensanche en el camino rodeado de algunas de ellas con una en el centro somo señal de haberse obrado como el rey había dispuesto.

            Cuenta el conde de Fernán Núñez que cada vez que Carlos III pasaba junto a esa encina solía exclamar: “¡Pobre arbolito! ¿Quién te defenderá después que yo muera?” El historiador Antonio Ferrer del Río, dejó constancia de que el rey Carlos IV mientras vivió la defendió, siendo las tropas napoleónicas las que enteradas del simbolismo de esta la cortaron para leña nada mas poner un pie en Madrid.

            Esta anécdota protagonizada por una encina y el rey que fundó las Nuevas Poblaciones, sirvió en 1988, año en el que se conmemoraba el bicentenario de su muerte, para que en el mes de octubre de ese año se plantara en Guarromán un árbol de esta especie sobre el lecho de las tierras  que cada alcalde trajo de su municipio,  constituidos como tales desde que fue derogado el Fuero en 1835: La Carolina, Guarromán, Carboneros, Santa Elena, Arquillos, Aldeaquemada y Montizón en la provincia de Jaén;  Almuradiel en Ciudad Real; La Carlota, Fuente Palmera y San Sebastián de los Ballesteros, en Córdoba; y La Luisiana y Cañada Rosal en Sevilla.

            Aquella encina plantada hace ahora treinta años, campea hoy como su símbolo de unidad en la bandera de la Mancomunidad Cultural de las Nuevas Poblaciones, la Olavidia de nuestros sueños y nuestros proyectos siempre vigentes.

El día 5 de julio próximo, fecha de la conmemoración del 251 Aniversario de la promulgación del Fuero, concluyen en La Carlota los actos institucionales que comenzaron en La Carolina justamente hace un año. La Comisión Nacional Ejecutiva para la conmemoración del Fuero 250 disolverá todas sus comisiones, y de forma oficial los actos habrán concluido. Puestos a recapitular desde esta Comisión Nacional puede decirse que en un ochenta por cierto se han cumplido sus objetivos, siendo el más importante el que las gentes de estos pueblos, a los que se ha unido el gaditano de Prado del Rey y las entidades locales autónomas cordobesas de Fuente Carretero y Ochavillo del Río, hayan encontrado en estas celebraciones un motivo de identidad común repartidas en dos comunidades autónomas y cinco provincias. Las gentes de las Nuevas Poblaciones han descubierto que al conmemorar estas fiestas del Fuero no se han disfrazado de colonos ni esto es un carnaval, se han “investido” de ellos y del espíritu de sus antepasados que hizo posible que tras las mayores dificultades se mantenga vivo el sueño en una sociedad más justa, más libre y más fraternal y solidaria, sueño que aún pervive.

El Parque Natural de Despeñaperros va a acoger un bosque de diecisiete encinas, una por cada población, y otra más que representará a la comisión que les ha servido como punto de unión a todas ellas en esta conmemoración. Despeñaperros de nuevo verá llegar a los colonos por su camino real, con la emoción de saber que 250 años después también han llegado a casa.

 

ARTICULO EL BOSQUE DE OLAVIDIA FOTO DEL MISMO EN EL DIARIO JAEN

El lince Olavide

LINCE OLAVIDE

Suelta del lince Olavide en el valle del Guarrizas, Sierra Morena (Jaén)

 

(Publicado en Diario Jaén el viernes 9 de febrero de 2018)

 

Hace unos días, los escolares de 5º y 6º de Primaria del CEIP Carlos III de Santa Elena han bautizado con el nombre de “Olavide” a un lince que se liberará próximamente en el valle del río Guarrizas, una de las dos zonas de reintroducción del lince ibérico en la comunidad andaluza.

El proyecto Life+Iberlince pretende la recuperación de la distribución histórica del lince ibérico (Lynx pardinus) en España y Portugal. Según el método que siguen los técnicos de Iberlince para darle nombre a los ejemplares que se van a soltar este año, todos ellos deben comenzar por la letra O, y para ello han posibilitado que a través de las redes sociales todo el mundo pudiera hacer una propuesta de nombre con esta condición. Han sido los escolares santaeleneros, en cuyo municipio se encuentra enclavado el Parque Natural de Despeñaperros, los que han unido su interés por la conservación del medio ambiente, y su deseo por conocer mejor su historia, los que han aprovechado la celebración del  250 aniversario de la promulgación del Fuero de Población por el que se fundaron las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, y le han dado el nombre de quien hizo posible estas colonias en el siglo XVIII, el intendente Pablo de Olavide, a un lince que recorrerá y vivirá en los mismos parajes de Sierra Morena que aquellos colonos que los pusieron en cultivo ganándoselos al paisaje montaraz.

Curiosamente el nombre que se la ha puesto, Olavide, hace justicia a la tercera acepción con el que el Diccionario de la Real Academia Española define lince: Persona aguda, sagaz.

Sin lugar a duda Pablo de Olavide hizo gala de su agudeza y sagacidad al ponerse al frente del que fue tenido como el proyecto estrella del reinado de Carlos III, ni más ni menos que tratar de poner en marcha una sociedad agraria que sirviera de modelo al resto de los pueblos de Andalucía y el resto de España, en el que entre otras cosas se implantaba la enseñanza primaria como obligatoria, y se comenzaba a valorar el trabajo de la mujer en aquella sociedad agraria que pretendía ser modelo. El propio Olavide lo dejó escrito cuando las envidias e intrigas en la Corte de Carlos III dieron con sus huesos en la cárcel y fue procesado por la Inquisición: «Yo me había figurado dar en las colonias un modelo de aplicación a todos los pueblos de España y en especial a los de Andalucía»

Cabe preguntarse si la colonización de Sierra Morena y Andalucía, aquel proyecto destinado a que Europa volviera su mirada hacia la gloria de Carlos III, aquel primer intento de un proyecto de Europeidad triunfó o no. No sería fácil cuantificar y cualificar bote pronto un posible triunfo o fracaso siendo tantos y tan variados los aspectos para tener en cuenta. Material de trabajo para ello se ha generado en el transcurso de los nueve congresos históricos que desde 1983 se han celebrado en estas Nuevas Poblaciones. Sólo invito a quién se adentre en este espacio histórico a que visite estas colonias dos siglos y medio después de haber sido fundadas. Seguirá encontrando hombres y mujeres que trabajan por su tierra desde un aliento colectivo adobado por sueños de colonos del siglo XXI, evidencia de que el proyecto primitivo de los ilustrados no ha terminado y queda mucho por hacer. No puede haber fracasado, por tanto, lo que aún está construyéndose.

Todos aquellos lugares se aglutinan hoy bajo la misma bandera celeste, blanca y verde que en 1988 dio lugar a la Mancomunidad Cultural de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, la Olavidia que trata de llevar felizmente al futuro los proyectos del presente que se urdieron con las mimbres de un pasado común. No en vano en el timbre del escudo enarbolan su lema: “Nacimos con el Fuero para la concordia de los pueblos”. Como un intento cargado de didactismo de no olvidar los orígenes, aunque se encuentren derogados, y no perder el rumbo encaminado a ganar cada día la meta del progreso desde la tolerancia, la libertad, la cultura y la concordia.

Larga vida pues al lince Olavide, él es un símbolo de que no sólo somos historia y seguimos vivos y coleando.

EN LA SUELTA DEL LINCE OLAVIDE

Autoridades y niños que participaron el suelta del lince Olavide.

 

ARTICULO DEL LICE OLAVIDE EN DIARIO JAEN