De Olavide a Olavidia

Pasado mañana, domingo, comenzamos un 2023 cargado de expectación, incertidumbre e ilusión, los tres ingredientes básicos de los que están hechas todas las nocheviejas las uvas de las doce campanadas.

            Para la tierra en la que vivo, la Olavidia ilustrada con la que soñó el intendente Olavide para sus colonos centroeuropeos, en este año se conmemoran tres efemérides que forman parte de los referentes de lo que hemos sido, somos y pretendemos seguir siendo como territorio y proyecto de futuro.

            En la primavera conmemoraremos el cuarenta aniversario de la celebración del Primer Congreso Histórico sobre Nuevas Poblaciones. Un grupo de jóvenes entusiastas (cuarenta años menos que hoy, evidentemente) se pusieron manos a la obra para que con rigor científico y mucho entusiasmo,  se pudiera contar la historia de nuestra presencia aquí. Las aventuras y desventuras de aquellos que levantaron nuestras casas, cultivaron nuestros campos, canalizaron nuestras fuentes, abrieron nuestros caminos, tendieron nuestros puentes, parieron nuestros vivos y enterraron nuestros muertos. Todo ello sin abandonarse al fácil chauvinismo, sin descuidar el rigor científico y de la forma más honesta posible.

            Nueve congresos se han llevado a cabo desde entonces sobre la historia, la arquitectura, el urbanismo, la sociología y la cultura tradicional de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. Miro hacia atrás y veo todos los que ya nos faltan y recuerdo la cita de Andy Warhol “La idea no es vivir para siempre, la idea es crear algo que sí lo haga». Cuarenta años después aprecio que todos ellos (citándolos uno a uno correría el riesgo de que se me olvidara injustamente alguno) siguen vivos en lo que construyeron y en el compromiso aprendido de que más que llegar a maestros se trata de no dejar de ser aprendiz cada día. Miro atrás y con emoción compruebo que tristemente ya no están físicamente entre nosotros ¡pero siguen vivos en sus obras, sus textos y en nuestros recuerdos!

Los congresos sobre Nuevas Poblaciones han sido, y esperamos que lo sigan siendo en el futuro, el vértice en el que se ha mantenido en equilibrio la aportación académico-universitaria, la voz popular y el apoyo de la administración local. De ahí que estos pueblos de historia corta hayan buscado sus señas de identidad a través de estos eventos académicos. Se ha hecho necesario y urgente divulgar sus conclusiones, porque además de sembrar conocimientos se han alimentado raíces que se han ido trocando en ramas y frutos de progreso.

Una vez más me viene a la imaginación la arenga del jefe de la expedición de los primeros colonos que coronaron el Puerto del Rey en Despeñaperros durante el duro invierno de 1767: “¡Cuanto más arrecie la tormenta y sintáis como truenos los latidos del miedo y del desánimo, anudaos unos a otros por los brazos, levantad la cabeza, y avanzad, avanzad, siempre avanzad, que si alguno se rinde lo llevaréis en volandas y no caerá! ¡Avanzad, avanzad porque os espera el arcoíris!”

La tierra de Olavidia es hoy ese arcoíris de procedencias, idiomas, ideas y sueños por ser realizados. El Fuero fue entonces, y sigue siendo hoy, el arcoíris de esperanzas en una tierra prometida y un mundo mejor después de haber soportado todas aquellas tormentas,  ¡ …y por qué no decirlo, los vientos en contra de los que no soplan a favor de nuestras velas, que haberlos siempre haylos!

Este 2023 conmemoramos también el 35 aniversario de cuando se plantó en 1988, bicentenario de la muerte de Carlos III, una encima en el parque de la Fuentecilla de Guarromán sobre el lecho de tierra de todos los municipios surgidos del Fuero de 1767. Aquella encina campea hoy en el centro del escudo y la bandera de lo que entonces se denominó como la Mancomunidad Cultural de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía “Olavidia”.

También en este año que entramos conmemoramos el 120 aniversario de la muerte del Intendente Pablo de Olavide, enterrado en Baeza.

¡El Fuero y Olavidia siguen vivos en 2023,  seguimos navegando en este mar de olivos!

© José María Suárez Gallego

Publicado el viernes 28 de diciembre de 2022 en Diario JAÉN

¡El Fuero vive!

Justamente hace tres años, en 2017, conmemorábamos los dos siglos y medio de la Promulgación del Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, y la puesta en marcha de lo que fue considerado como el proyecto estrella del reinado de Carlos III en el siglo XVIII.

Y ha sido precisamente el Fuero, a través de una Comisión Nacional Ejecutiva, denominada «FUERO 250 1767-2017», para la organización de tales eventos, quien ha dado nombre y contenido a esta feliz efeméride.

Conmemoraciones de este tipo han servido, ante todo, para poner en valor el primer proyecto de “Europeidad” de la Historia, y el intento de creación de una sociedad agraria modelo en el que pudieran mirarse como un espejo los pueblos de España, y en especial los de Andalucía, como entonces expresó Pablo de Olavide, encargado por Carlos III de ponerlas en marcha.

Una nueva publicación dedicada a comentar y divulgar de forma entendible por los profanos los textos jurídicos del Fuero de 1767, y el Contrato suscrito por el fiscal Campomanes con el asentista bávaro Juan Gaspar de Thürriegel, para la introducción de seis mil colonos alemanes y flamencos en Sierra Morena y otros espacios baldíos de Andalucía, ha visto la luz en estos días, fruto de la iniciativa de la Comisión Nacional y del inestimable e impagable patrocinio incondicional de la Fundación de la Caja Rural de Jaén. Me cabe el honor de haber documentado y redactado las más de sesenta notas y comentarios aclaratorios que le dan el valor divulgativo que desde un principio tuvo como objetivo esta obra. Hemos tratado, simple y llanamente, de dar a conocer los fundamentos de nuestra presencia aquí. Contar las aventuras y desventuras de aquellos que levantaron nuestras casas, pusieron en cultivo nuestros campos, canalizaron nuestras fuentes, abrieron nuestros caminos, tendieron nuestros puentes, parieron nuestros vivos y enterraron a nuestros muertos. Todo ello sin abandonarnos al fácil chauvinismo, y sin descuidar el rigor científico y de la forma más honesta posible.  Pero sin perder de vista, como cronista oficial, lo que al respecto Cervantes nos dejó escrito en El Quijote: «…debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición no les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir.»

El Fuero sigue vivo porque sigue llameante el espíritu colono luchador que subyace en las gentes de estas tierras de Olavidia. La experiencia colonizadora del Fuero de 1767 aporta hoy soluciones contra el despoblamiento rural que nos amenaza en la actualidad; ya aportó soluciones para la integración de la mujer en una sociedad igualitaria en el siglo XVIII; hizo planteamientos para el respeto al medio ambiente, hoy amenazado por un cambio climático galopante. Demostró que la integración de extranjeros en un territorio lo hace rico y cargado de progreso social. ¿Quién osaría hoy llamarnos hijos y nietos de extranjeros, si desde el primer paso que dieron en esta tierra aquellos colonos de Olavide ya eran hijos de ella?

Escribiendo el texto de las notas, alguna vez imaginé emotivamente aquel duro invierno de 1767, y el paso de los primeros colonos, cuyos nombres y procedencias conocemos, por el Puerto del Rey, cercano a Despeñaperros, en su viaje hacia Sierra Morena, padeciendo las inclemencias de las tormentas y las heladas.

Imagino al jefe de la expedición arengándolos: ¡Cuanto más arrecie la tormenta y sintáis como truenos los latidos del miedo y del desánimo, anudaos unos a otros por los brazos, levantad la cabeza, y avanzad, avanzad, siempre avanzad, que si alguno se rinde lo llevaréis en volandas y no caerá! ¡Avanzad, avanzad porque os espera el arcoíris!

El Fuero fue, y sigue siendo, el arcoíris de esperanza en una tierra prometida y un mundo mejor después de haber soportado todas aquellas tormentas,  ¡…y por qué no decirlo, también estas pandemias de ahora!

© José María Suárez Gallego

Publicado en Diario Jaén el viernes 10 de julio de 2012

Contraportada del libro del Fuero comentado, presentado el día 2 de julio de 2020
Intervinientes en la presentación del libro. De izquierda a derecha: D. Luis Jesús García-Lomas Pousibet, presidente de la Fundación Caja Rural de Jaén; Dª. Yolanda Reche Luz, alcaldesa de La Carolina; Dª. Águeda Castellano Huerta, presidenta de la Comisión Nacional Ejecutiva «Fuero 250»; y D. José María Suárez Gallego, autor de la edición comentada del Fuero de 1767 y el Contrato con Thürriegel.
Momento de la intervención del autor
Con Dª. Águeda Castellano Huerta, presidenta de la Comisión Nacional Ejecutiva «Fuero 250», que tuvo la amabilidad de presentarme en el acto.
Video del acto de presentación del libro sobre el Fuero de 1767, y el contrato del absentista bávaro Thürriegel.

El espíritu del Fuero

CARTEL DE FUERO 250 CON ESCUDOS DE TODOS LOS PUEBLOS

(Publicado en el cuadernillo especial que el Diario Jaén ha dedicado a las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena el jueves 13 de diciembre de 2017)

Se conmemoran este año los dos siglos y medio de la Promulgación del Fuero de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, y por tanto los 250 años de la puesta en marcha de lo que fue considerado como el proyecto estrella del reinado de Carlos III.

Ha sido precisamente el Fuero, a través de una Comisión Nacional Ejecutiva, denominada “FUERO 250 (1767-2017)”, para la organización de tales eventos, quien ha dado nombre y contenido a esta feliz efeméride, aunando a 14 municipios y dos entidades locales autónomas, repartidos en cuatro provincias andaluzas y una castellana manchega.

En estas cinco décadas transcurridas desde 1967 cuando se conmemoró el bicentenario, hemos pasado, a nivel popular, del «aquí vinieron alemanes y suizos traídos por el rey que inventó la lotería» a divulgar, sobre todo a partir de 1983, fecha de la celebración del Primer Congreso Histórico sobre Nuevas Poblaciones, las raíces de lo que somos. He ahí el valor sociológico, además del académico, de los congresos sobre Nuevas Poblaciones, y del ambiente creado en estas colonias carolinas ante un proyecto al que dimos en llamar Olavidia, en recuerdo del intendente que las impulsó en sus orígenes, Pablo de Olavide y Jáuregui.

Ya no se trata de ejercer una actividad más o menos productiva o lúdica de doctorandos y eruditos locales. No se trata de condenar tesis doctorales y revistas de iniciados al círculo cerrado de corteses citas bibliográficas, más enfocadas a dar el baremo metodológico que a aportar luz sobre el tema. Se trata de contar la historia de nuestra presencia aquí. Las aventuras y desventuras de aquellos que levantaron nuestras casas, cultivaron nuestros campos, canalizaron nuestras fuentes, abrieron nuestros caminos, tendieron nuestros puentes, parieron nuestros vivos y enterraron nuestros muertos. Todo ello sin abandonarse al fácil chauvinismo, sin descuidar el rigor científico y de la forma más honesta posible.

Los congresos de historia sobre Nuevas Poblaciones han sido, y afortunadamente lo siguen siendo, con motivo de esta celebración ya ha tenido lugar la primera fase del noveno, el vértice en el que se mantiene en equilibrio la aportación académico-universitaria, la voz popular y el apoyo de la administración local. De ahí que estos pueblos de historia corta hayan buscado sus señas de identidad a través de estos eventos académicos. Se hace necesario y urgente divulgar sus conclusiones, porque además de sembrar conocimientos se alimentan raíces que habrán de trocarse en ramas y frutos de progreso en un futuro.

Pretendemos simple y llanamente ser divulgadores de la Historia, de nuestra historia, sin perder de vista lo que al respecto Cervantes nos deja escrito en El Quijote:

«…debiendo ser los historiadores puntuales, verdaderos y no apasionados, y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición no les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porveni

Ni el miedo, ni el rencor, ni la afición habrá de torcer el camino por el que transcurrirán los próximos cincuenta años hasta llegar al año 2067 en el que se celebre el Tricentenario del Fuero. Pretendemos que esta conmemoración del Fuero 250 sea la aldaba con la que avisamos a las próximas generaciones que queda mucho por hacer para mantener vivo el espíritu ilustrado que hizo nacer estas Nuevas Poblaciones, desde el convencimiento de que una sociedad mejor es posible, siempre que no perdamos el aliento y el deseo de trabajar por ello cada día.

EL ESPIRITU DEL FUERO ARTICULO EN DIARIO JAEN

Proyecto Fuero 250

Cartel de Fuero 250

Cartel de Fuero 250

Mira, paisano, hay quien dice, con algo de resentimiento, que España es un país especialista en conmemorar centenarios a costa de alimentarlos con gambas en gabardina. Es decir, con poco marisco y mucha masa de relleno. Es el “ni chicha ni limoná” de nuestra cultura gastronómica, que se expande a la forma de enfocar los proyectos importantes en este país.

Pero si deseas llenarte la cabeza de pájaros, no olvides antes construirles los nidos. Ya lo dice mi contertulio el Caliche: Si quieres volar con las águilas, no te juntes con los pavos, que hacen mucho ruido y no vuelan, y además sus excrementos apestan.

Pero aconteceres tiene la vida y me veo inmerso, con el cargo y la carga, en la Comisión Nacional para la Conmemoración del 250 Aniversario de la Promulgación del Fuero de 1767, y la consiguiente fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía por el rey Carlos III. La tierra de Olavidia en la que el intendente Pablo de Olavide plantó sus sueños ilustrados para crear una sociedad más justa y mejor para unos colonos centroeuropeos que acabaron dándole vida a esta tierra, y dejando sus vidas en ella.

 El reto que esta Comisión Nacional tiene delante es grande y no fácil: Coordinar las actividades comunes de catorce municipios repartidos en cuatro provincias andaluzas y una manchega, con sensibilidades políticas distintas, y sin que los personalismos fuera de calibre la eclipsen “no es moco de pavo”. Me refiero al moco de los pavos a los que antes aludía, esos que hay que evitar si queremos que el proyecto sea de altos vuelos.

Las gentes de las Nuevas Poblaciones (Aldeaquemada, Arquillos, Carboneros, La Carolina, Guarromán, Montizón y Santa Elena, en Jaén; La Carlota, Fuente Palmera, con entidades locales autónomas de Fuente Carreteros y Ochavillo del Río, y San Sebastián de los Ballesteros, en Córdoba; La Luisiana y Cañada Rosal, en Sevilla; Prado del Rey, en Cádiz; y Almuradiel en Ciudad Real), esperan de esta Comisión Nacional su plena dedicación y esfuerzo para que el lema de ellas sea una realidad: “Nacimos con el Fuero para la concordia de los pueblos”. Y los pavos para Nochebuena.

Publicado en Diario JAÉN el martes 10 de octubre de 2015

@suarezgallego

artículo Fuero 250 en Diario Jaen