
“Recibir un premio siempre gusta y te anima. Sobre todo, cuando viene desde una institución como Diario JAÉN y se entrega en la comarca en la que vivimos y trabajamos por ella, en Sierra Morena.
Son municipios que están implicados en la historia de la Cuchara de Palo: Guarromán, por el nacimiento de la orden; Carboneros, donde entregamos nuestros premios en los últimos cuatro años, y La Carolina que es donde se celebra el acto gastronómico de los premios de La Cuchara de Palo”.
Estas son las palabras de José María Suárez Gallego, cronista oficial de Guarromán y presidente, maestre prior de la Muy Ilustre y Noble Orden de los Caballeros de la Cuchara de Palo, que recibe el Premio Cultura Gastronómica.
Añade que recibir el galardón Reino de Jaén le supone una doble satisfacción, “por ser premiado en la comarca en la que surgió la Orden, que se apoya en la historia de los colonos que vinieron en el siglo XVIII”.
Suárez Gallego recuerda que la protohistoria de La Cuchara de Palo surgió el 24 de diciembre de 1983 en Guarromán. Un grupo de amigos nos reunimos a comer el almuerzo del día de Nochebuena de forma fraternal. No éramos parientes pero sí formábamos una familia en nuestros trabajos cotidianos en Guarromán, de ahí que eligiéramos la comida de un día tan señalado para reunirnos, reservando la cena para la llamada familia de sangre. Pero, como él, además, es cronista oficial de Guarromán, en una investigación que hizo en el Archivo de Simancas localizó un documento en el que el superintendente de Carlos III, Pablo de Olavide, mandó que los alcaldes pedáneos se eligieran el día 24 de diciembre a las tres de la tarde.
“Eso coincidía con lo que nosotros, sin saberlo, veníamos haciendo”, precisa José María Suárez Gallego. Realmente, debía ser una fiesta, apostilla, ya que la matanza estaba recién hecha; la cosecha de aceituna, que en el siglo XVIII era mucho menor que la que hay ahora, estaba acabada e, incluso, el vino de la uva vendimiada en septiembre, ya estaba en su punto.
Si se unen estos aspectos, aquellos colonos que iban a la casa del alcalde saliente, se quedaban a comer allí. Cada cual portaba su cuchara, que era de palo. Cuando los franceses intentan suprimir el fuero otorgado por Carlos III, los colonos reivindican sus derechos forales, y uno de ellos era no ir al ejército, levantando sus cucharas de palo, las que llevaban para elegir a sus alcaldes.
Toda esa historia se hila y permite que el 10 de marzo de 1990 naciera la Muy Ilustre y Noble Orden de los Caballeros de la Cuchara de Palo, sin otros fines que defender la cultura del olivo, como árbol de la paz, y defender el santo y seña de nuestra cultura gastronómica que es el aceite de oliva virgen extra”.
En este caso, la defensa del aceite y del olivo la hacen con la cuchara de palo.
Fuente: Real Asociación Española de Cronistas Oficiales
