Mil barquitos de pétalos
no han conocido el mar
colgados
de una primavera
Esperan
(siempre espero la llegada de Gorgoola en cualquier umbral)
Es la luz
quién
nos descubre desnudos
y nos acusa
NOS ACUSA ¡Oooooooooooooooooooooooooh!
de no haber sido
primavera.
Mil barquitos de pétalos
(el color no viene al caso)
no conocerán el mar
porque el aire se los lleva.
Esperan
con la piel cubierta
de promesas
con el olor de la mala
hierba
pisada por la monotonía
viviendo
tan sólo eso
naciendo a cada bofetada
para morir a la siguiente
¡Si fuera el color de la flor
el murmullo del mar
o la serenidad de una sonrisa!
Como vosotros
espero
dibujando sombras
en el espejo del millón de caras
oblicuas y sin fondo,
imaginando que
–irónicamente–
soy reflexivo.
A todos los epílogos del dolor
les brota una rama de geranio
en el costado del corazón
donde laten las metáforas
sus sístoles y diástoles
de presencia y olvido
presencia y olvido
presencia y olvido
presencia y olvido
olvido
olvido
olvido
olvido…
Epílogo de primavera.
© José María Suárez Gallego